Para 1984, a pesar de su tremenda fama y su gran fortuna, Michael Jackson continuaba predicando de puerta en puerta su fe de los Testigos de Jehová.
"Dos veces a la semana, tal vez durante una hora o dos" relata katherine.
También tenía reuniones con su madre alrededor de cuatro veces por semana, en el Salón del Reino, cuando estaba en la ciudad.
En sus días de predicador, Michael usaba un disfraz -Bigote, sombrero y anteojos; corbata y suéter- y con un ejemplar de "El Atalaya" en la mano, Mihcael se paraba en la puerta de algún apartamento en los suburbios de Thousands Oak, en California, alguna mañana de 1984 y decía:
"Estoy aquí para hablarte de la palabra de Dios"
mientras la niña que había acudido al oir el timbre le cerraba la puerta en la cara.
Se dirigia entonces al siguiente apartamento:
"Estoy aquí para hablarle de la palabra de Dios"
decia mientras se abria la puerta.
Era invitado a pasar y la puerta se cerraba detrás de el.
Lousie Gilmore recuerda aquella vez que Michael la visitó:
"Era muy raro. Al principio pense que era uno de esos estafadores. Un jovén negro viene a mi puerta usando un bigote evidente mente falso y un gran sombrero. Su cara era demaciado suave para tanto vello facial.
Parecia un niño jugando a ser grande. Tenia una voz leve y no parecia ser peligroso."
"¿Puedo hablar con usted por unos momentos?", decia dulcemente.
Decidi dejarlo pasar...
Se sentó y sacó unos libros y panfletos de un bolso.
"Deberia leerlos"
aconsejo.
Me dio unos discursos sobre los testigos de Jehová a los que no les presté la más minima atención así que no puedo contarte que fue lo que dijo exactamente.
Luego tomo un vaso de agua, me lo agradeció y siguió su camino.Pense que era un dulce y educado niño.
Al día siguiente mi vecino me dijo:
"¿Michael Jackson también paso por tu casa?".
Le pregunte de que estaba hablando. Cuando por fin entendi lo que estaba pasando, no lo pude creer!
Guarde todo lo que me dejo de regalo, pero no, no me uni a su religión".
"Dos veces a la semana, tal vez durante una hora o dos" relata katherine.
También tenía reuniones con su madre alrededor de cuatro veces por semana, en el Salón del Reino, cuando estaba en la ciudad.
En sus días de predicador, Michael usaba un disfraz -Bigote, sombrero y anteojos; corbata y suéter- y con un ejemplar de "El Atalaya" en la mano, Mihcael se paraba en la puerta de algún apartamento en los suburbios de Thousands Oak, en California, alguna mañana de 1984 y decía:
"Estoy aquí para hablarte de la palabra de Dios"
mientras la niña que había acudido al oir el timbre le cerraba la puerta en la cara.
Se dirigia entonces al siguiente apartamento:
"Estoy aquí para hablarle de la palabra de Dios"
decia mientras se abria la puerta.
Era invitado a pasar y la puerta se cerraba detrás de el.
Lousie Gilmore recuerda aquella vez que Michael la visitó:
"Era muy raro. Al principio pense que era uno de esos estafadores. Un jovén negro viene a mi puerta usando un bigote evidente mente falso y un gran sombrero. Su cara era demaciado suave para tanto vello facial.
Parecia un niño jugando a ser grande. Tenia una voz leve y no parecia ser peligroso."
"¿Puedo hablar con usted por unos momentos?", decia dulcemente.
Decidi dejarlo pasar...
Se sentó y sacó unos libros y panfletos de un bolso.
"Deberia leerlos"
aconsejo.
Me dio unos discursos sobre los testigos de Jehová a los que no les presté la más minima atención así que no puedo contarte que fue lo que dijo exactamente.
Luego tomo un vaso de agua, me lo agradeció y siguió su camino.Pense que era un dulce y educado niño.
Al día siguiente mi vecino me dijo:
"¿Michael Jackson también paso por tu casa?".
Le pregunte de que estaba hablando. Cuando por fin entendi lo que estaba pasando, no lo pude creer!
Guarde todo lo que me dejo de regalo, pero no, no me uni a su religión".
q lindo mi michael,yo rapidamente le abria lapuerta y si me daba cuenta de q era el me lanzaba a sus brazos y le robaba un beso,ahh.. es q michael era irresistible,cuanto lo amoo!!.
ResponderEliminaryo no soy de esa religion pero si mike hubiera tocado a mi puerta, lo dejo que me diga lo que quiera, ay hubiera suspirado viendolo
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